"Somos lo que vivimos y pensamos y cambiar nuestra manera de vivir y de percibir el mundo es la clave para transformarnos"
El científico y biólogo celular Bruce Lipton, en su libro “La Biología de la creencia”, nos enseña “No somos víctimas de nuestra genética, en realidad es el ADN el que está controlado por el medio externo celular”.
Quiere decir esto, que no estamos condicionados para siempre por nuestra genética, que el entorno puede influirnos positiva o negativamente en el crecimiento de nuestras células, condicionando nuestro cuerpo y mente.
Es el entorno de donde la célula recibe todas las señales, incluyendo mensajes energéticos de nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los negativos. Es lo que se llama epigenética. Epi significa por encima de la genética, más allá de ella.
Somos lo que vivimos y pensamos y cambiar nuestra manera de vivir y de percibir el mundo es la clave para transformarnos. Es decir, lo que comemos, hacemos, pensamos y sentimos, conforma nuestro cuerpo. Es nuestra manera de vivir y de percibir el mundo lo que cambia nuestra biología celular.
La inteligencia del cuerpo:
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Tienes un propósito superior?
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Estás en comunión con la totalidad de la vida?
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Tu conciencia esta siempre abierta al cambio, percibe momento a momento lo que ocurre en tu entorno?
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Aceptas a los demás como tus iguales, sin prejuicios?
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Afrontas cada momento con creatividad renovada, sin aferrarte a lo antiguo, a lo gastado?
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Tu ser se mueve a ritmo del Universo, te sientes seguro y atendido?
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Tu concepto de eficiencia, es dejar que el flujo de la vida te traiga lo que necesitas, fuerza, control y lucha no son tu procedimiento?
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Sientes conexión con tu origen?
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Estas comprometido con la generosidad, fuente de toda abundancia?
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Valoras todos los cambios, incluso el nacimiento y la muerte, en función de la inmortalidad, lo que menos cambia es lo más real.
Ninguno de estos temas son aspiraciones espirituales, son hechos cotidianos en el plano de la célula.
Propósito Superior:
Cada célula del cuerpo acuerda trabajar bien, trabajar por el bien de todo, el bienestar individual es secundario, si es preciso morirá para proteger al cuerpo, lo que ocurre con frecuencia.
La vida de cualquier célula es muchísimo más breve que la nuestra. Las células de la piel mueren por ciento a cada hora, al igual que las inmunológicas, que combaten los microbios invasores.
El egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la supervivencia de la célula está en juego.
Comunión: cada célula permanece en contacto con las demás, hay células mensajeras que corren en todas las direcciones para notificar a los puestos avanzados más lejanos, cualquier intención o deseo por pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar resulta inconcebible.
Conciencia: las células se adaptan a cada momento, son flexibles para responder a cada situación, mantener hábitos rígidos resulta inconcebible.
Aceptación: las células reconocen que cada una es igualmente importante, todas las funciones del cuerpo son interdependientes, realizarlas de manera aislada, resulta inconcebible.
Creatividad: aunque cada célula cumpla funciones específicas, las células hepáticas por ejemplo, realizan 50 tareas distintas, estas se combinan de manera creativa. Una persona puede digerir alimentos que nunca había comido. Concebir pensamientos nuevos o bailar de un modo nunca visto. Aferrarse a conductas anquilosadas resulta inconcebible.
Estar: las células obedecen al ciclo universal de reposo y actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de distintas formas, niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmo digestivo, su expresión más obvia es el sueño, sigue siendo un misterio porque necesitamos dormir, pero si no lo hacemos, sufrimos disfunciones graves. El futuro del cuerpo se incuba en el silencio de la inactividad, la actividad obsesiva o la agresividad resultan inconcebibles.
Eficiencia: las células operan con la menos cantidad posible de energía, en general solo almacenan tres segundos de alimentos y oxigeno dentro de la pared celular, confían totalmente en que se les proveerá. El consumo excesivo de alimentos, aire o agua resulta inconcebible.
Conexión: debido a su herencia, genética común, las células saben que en esencia son iguales, el hecho de que las células hepáticas sean diferentes de las cardíacas y las musculares de las cerebrales, no contradice su identidad colectiva que es inalterable. En el laboratorio una célula muscular puede transformarse genéticamente en célula cardíaca, refiriéndola a su origen genérico. Las células saludables permanecen vinculadas a su origen sin importar cuantas veces se dividan. Vivir en aislamiento resulta inconcebible.
Dar: la actividad principal de la célula es dar, lo que mantiene la integridad del resto. El compromiso total con la concesión produce automáticamente la recepción, la otra mitad de un ciclo natural. El acopio resulta inconcebible.
Inmortalidad: la célula se reproduce para transmitir a su descendencia, sin restricciones. Su conocimiento, experiencia y talento es una clase de inmortalidad práctica. Someterse a la muerte en el plano físico pero vencerla en lo no físico. La brecha generacional resulta inconcebible.
“Nuestro dialogo interior afecta a cada célula de nuestro cuerpo....¿que estas pensando en este mismo instante?” LOUISE L. HAY
Os dejo una interesante reflexion de compañeros de UCDM
"REFUERZA
TU SISTEMA INMUNITARIO"
Sonríe, el cerebro se oxigena,
los músculos se relajan, la piel se estira, las endorfinas florecen
por todo el cuerpo y el corazón se ensancha de alegría.
El
miedo aprisiona, nos quita el aliento y nos debilita, es caldo de
cultivo de la enfermedad.
La despreocupación nos mantiene
en un estado de paz y calma.
Bailar, reír y cantar, nos
ayuda a mantener la paz, nos estimula y refuerza nuestras
defensas.
Las células sienten nuestro estado de ánimo. Y
reaccionan a él. En nuestra mente sólo mandamos nosotros, somos
dueños soberanos. La paz es un estado interno. No deje que el
exterior te afecte.
La reacción depende exclusivamente de
nosotros. No hay nada que temer. Sólo al propio temor. Pero soy yo
únicamente quien decide darle o quitarle poder.
Tenemos
el poder. No renunciemos a él. Decidamos mantener la calma, sonreír,
pensar positivo. No es fácil ni difícil, es una
elección.
Respiremos lenta y profusamente. Al soltar el
aire... Soltemos el temor y la preocupación...
Repitamos el
ejercicio las veces que haga falta.
Respiraciones lentas y
pausadas contribuyen a traer paz y calma.
Respiremos por
la ventana y sintamos el aire limpio y fresco...
No hay
nada ajeno a ti, tienes el poder".
Manuel González Bedmar
Acompañante del Perdón
Lectura Recomendada:
La Biología de la Creencia – Bruce Lipton. Descargar
Un curso de Milagros - Libro de Helen Schucman
Vídeo Youtube: La inteligencia del cuerpo